sobre

Didi Hock es el nombre que de niña me di a mí misma. Entonces, se suponía que no sabía pronunciar bien al nombre y apellido que me habían impuesto. Hoy pienso que Didi Hock fue de mis primeras resistencias a cómo querían que fuera "yo"; una apertura al más allá de ...; una temprana disociación estratégica frente al dolor de los golpes y de aquellas otras violencias que también dolían. Bajo el peso de la existencia adulta rescaté a Didi Hock de mis archivos para publicar en su nombre algunos de los fragmentos que componen mi investigación somato_gráfica.

Didi's World es un mundo queer en el sentido terciario del Oxford English Dictionary: queer = unwell = mal, indispuesto, enfermo. Es un mundo enfermo puesto que vivo en el mismo mundo que tú. También es un mundo enfermo por los diagnósticos que fueron articulados a lo largo de mi vida, por que el dolor es crónico, y por que trato de vivir mi vida reivindicando la disfuncionalidad. El mundo de Didi está enfermo en un sentido traumatizado, pero también de poderío. Es un mundo frágil y fortaleciente, incoherente e interconectado. Es el mundo que me creo en los intersticios de la cronicidad, en el espacio del _ entre soma y -grafía. Pues, es un mundo queer porque "mujer enferma" es un proceso continuo más que una identidad estática.

Tal vez, el mundo de Didi es el lugar que he estado buscando sin parar, ese lugar al cual llamar mío, sin saber que yo siempre he sido este lugar. Un lugar marcado por dolor, miedo, rabia, y desespero. Un lugar lleno de alegría, ideas, com-pasión, y curiosidad. El mundo donde Didi va creciendo, el mundo al que quiero seguir dando cuerpo, haciendo de la experiencia encarnada el método de investigación.

Hija desplazada y desclasada de un obrero y una empleada blanco-alemanes (enumeraciones que dicen tanto como no revelan nada). Ella es el pronombre que le asignaron ya antes de nacer y que ha ido apropiando con el tiempo aunque sigue sin encarnar el diagnóstico "mujer". Por poco, lleva dos décadas vegetando entre Hamburgo, Granada y Barcelona. A pesar de sus estudios y títulos, no se considera experta en nada, pero le encanta experimentar con todo. Actualmente se concentra en habitar su cuerpo en conexión, enfrentando al desafío de hacer del dolor, del trauma, y del devenir-enferma-con-otras una experiencia política cotidiana.